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LA REVELACIÓN DIVINA

Como hemos dicho, aquí veremos los temas a modo de introducción, pero indicaremos lecturas en donde se puede profundizar en los temas, en este sentido los enlaces católicos que están en la página del "Reino de la Redención" pueden ayudar mucho, así como las lecturas recomendadas en cada sección.

 

"Dispuso Dios en su bondad y sabiduría revelarse a sí mismo y dar a conocer el misterio de su voluntad, mediante el cual los hombres, por medio de Cristo …tienen acceso al Padre en el Espíritu Santo " (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 51).

 

Y Dios lo hizo de dos modos, veamos:

 

"La transmisión del Evangelio, según el mandato del Señor, se hizo de dos maneras: oralmente: «los apóstoles, con su predicación, sus ejemplos, sus instituciones, transmitieron de palabra lo que habían aprendido de las obras y palabras de Cristo y lo que el Espíritu Santo les enseñó»; por escrito: «los mismos apóstoles y otros de su generación pusieron por escrito el mensaje de la salvación inspirados por el Espíritu Santo»" (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 76).

 

Esto da origen tanto a la Tradición Apostólica como a la Biblia:

 

Las palabras de los Santos Padres atestiguan la presencia viva de esta Tradición … De ahí resulta que la Iglesia, …no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado. Y así se han de recibir y respetar con el mismo espíritu de devoción“ (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 78-82).

 

La Tradición Apostólica está en las obras de los Santos Padres de la Iglesia; y la Sagrada Escritura en la Biblia. Y todo esto es su Palabra, Palabra que comunica a Dios con su criatura por amor.

 

La Palabra de Dios es clave en nuestra vida y en nuestra felicidad:

 

Jesús le respondió: "Felices más bien los que escuchan la Palabra de Dios y la practican". (Lucas 11, 28).

 

Aquí está la clave de la felicidad; no se requiere seguir buscando, basta escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica para ser feliz. Cuando leemos la Biblia y escuchamos la voz de Dios a través de su Palabra, permitimos que nos hable y realice una nueva creación dentro de nosotros; ya que su Palabra es creadora y nos engendra de nuevo:

 

“…han sido engendrados de nuevo, no por un germen corruptible, sino incorruptible: la Palabra de Dios, viva y eterna.” (1 Pedro 1, 23).

 

Su Palabra tiene poder de crear, entonces, cuando Dios habla crea y si le permites que te hable todos los días, le permites que vaya creando adentro de ti un lugar nuevo de amor, de paz, de alegría, etcétera. Su Palabra nos guía y nos ayuda a tomar buenas decisiones, ya que ilumina nuestro caminar en este mundo:

 

“Tu palabra es antorcha para mis pasos, y luz para mis caminos." (Salmo 119, 105).

 

Este aspecto es muy importante, ya que son las malas decisiones en nuestra vida las que nos llevan a la infelicidad. En cambio, son las buenas decisiones las que construyen una vida plena y feliz; y Jesucristo está de nuestra parte para que seamos felices, el problema es que a veces nos alejamos de Él y queremos tomar las decisiones nosotros solos o caemos en la tentación diabólica de desconfiar de Jesucristo. Por eso Su Palabra es útil para muchas cosas y para guiarnos hacia el bien:

 

Toda la Escritura está inspirada por Dios, y es útil para enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para hacer siempre el bien. (2 Timoteo 3, 16-17).

 

También Su Palabra es viva y eficaz:

 

“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de doble filo: ella penetra hasta la raíz del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” (Hebreos 4, 12).

 

Su Palabra viva y eterna también tiene poder de aumentar nuestra fe:

 

“La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la Palabra de Cristo.” (Romanos 10, 17).

 

Su Palabra también tiene poder de curar las heridas que has sufrido y que te amargan la vida:

 

“Ni los curó hierba ni ungüento alguno, sino tu palabra, Señor, que todo lo sana". (Sabiduría 16, 12).

 

La Palabra del Señor sana todo, permite que Dios te hable todos los días.

 

Esta ha sido una introducción a la Revelación Divina. No es el objetivo aquí dar una explicación más a detalle, para esto recomendamos el "Catecismo de la Iglesia Católica" desde el número 50 hasta el 141 y el "Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica" desde el número 6 hasta el 24. Así mismo las demás lecturas recomendadas.

 

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